La escuela secundaria se configura como un espacio de vida adolescente en el cual la experiencia escolar permite a los estudiantes mostrarse y construirse como jóvenes y transitar el camino hacia la inserción en la sociedad. La construcción de autonomía propia de este grupo etario es el objetivo principal de este periodo de escolaridad, siendo la escuela un actor clave para brindar a los jóvenes herramientas que les permitan desenvolverse, enfrentar situaciones y tener la seguridad de poder dialogar.
“La escuela, entre otras instituciones sociales, juega un papel primordial en el proceso de inserción social que deben realizar los adolescentes. Llevar adelante este proceso implica poder encontrar un punto de anclaje, un soporte simbólico, un marco y un referente, que sin dudas la escuela ha venido ofreciendo a lo largo de la historia y que, pareciera, no ha dejado de hacerlo en estos tiempos.” (Res 1709/09)
La obligatoriedad de finalización de la escuela secundaria se enmarca en la premisa de asegurar un capital básico que garantice a quienes lo poseen mayores probabilidades de insertarse con éxito en el mercado del trabajo, participar como ciudadano activo en la vida pública y construir una subjetividad autónoma.