Es imposible pensar en la tarea de educar si considerásemos a escuela como una institución cuya única función es la de transmitir conocimientos. Reconocemos a la familia como primera educadora, así nos planteamos un trabajo en forma conjunta e inseparable entre familia y escuela. Entonces, nuestra tarea educativa se encuadra en acciones concretas como el acompañar (guiar, aconsejar, cuidar, incentivar, entre otros) a los niños.
Como comunidad educativa nos proponemos trabajar para construir un clima de libertad responsable y de trabajo comprometido, a través del afecto, el respeto, la sinceridad y la generosidad en el hacer, el sentir, el decir.
Las normas establecidas en los Acuerdos Institucionales de Convivencia atienden al desarrollo de las siguientes dimensiones: